Una de las cosas que, por lo visto, hay que hacer en Las Vegas es visitar uno de sus Outlets y, claro, no hemos querido dejar de hacer alguna de las cosas típicas así que por la mañanita temprano allá que nos hemos ido.
Poco que decir de la experiencia aunque quizás destacaría lo poco que nos ha cundido el tiempo. Estábamos allí a eso de las 10:00h (cuando abrían) y cuando nos hemos querido dar cuenta eran las 14:00h. Tan tarde hemos aprovechado para comer allí mismo y volver ya con "los deberes hechos".
Por la tarde hemos aprovechado para hacernos la foto típica en el cartel de "Bienvenido a Las Vegas" (lo cual nos ha costado una buena caminata y un principio de insolación para Elena) pero lo hemos conseguido.
Tras eso visita al hotel New York y vuelta a nuestro hotel a descansar un poco. La verdad es que poco porque hemos aprovechado para preparar las cosas para el día siguiente poder salir prontito a cruzar el desierto; Death Valley nos espera.
Tras el ratito de descanso nos hemos ido al Freemont Experience. Un intento de recuperar el corazón inicial de Las Vegas. Han cubierto una calle entera con una superficie abovedada sobre la que cada hora realizan un montaje de luz y sonido espectacular. Ha merecido la pena ir y verlo pero cuando ha acabado todo lo que nos pedía el cuerpo era volver pues no era una zona especialmente indicada para niños (ni para adultos normales).
En el autobús un pequeño incidente con intervención policial incluida (pero sin peligro ninguno para los Díez Lobo) nos ha permitido acercarnos un poquito a la parte más sórdida de USA.
Una vez de regreso en la civilización cena normalita (nada que destacar) y a recogerse que mañana otro día duro nos espera...
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